El viaje en tren y los pasajeros fantasmales de la medianoche
En una fr铆a noche de invierno, bajo la tenue luz de una luna t铆mida, Mar铆a se encontraba en la estaci贸n de tren de Torrelaguna, una peque帽a localidad aislada entre colinas que parec铆an tragar el horizonte. Mar铆a era una mujer de treinta y cinco a帽os, de cabello casta帽o y ojos verdes, cuya vida hab铆a sido una concatenaci贸n de eventos desafortunados. Aquella noche, con una maleta peque帽a a sus pies y un abrigo ra铆do que apenas la proteg铆a del g茅lido viento, esperaba el 煤ltimo tren hacia Madrid.
La estaci贸n estaba desierta, salvo por el revisor, un hombre taciturno y de rostro ajado, que la observaba desde una ventanilla cubierta de polvo. El reloj marcaba la medianoche en punto cuando el l贸brego tren apareci贸 entre la niebla, sus luces titilantes y su estructura antigua y corro铆da sugiriendo que hab铆a sobrevivido a tiempos mejores.
Mar铆a subi贸 al tren con una mezcla de resignaci贸n y esperanza, buscando un asiento apartado para recostarse y cerrar los ojos. Sin embargo, al recorrer los vagones, se dio cuenta de algo muy peculiar: los pasajeros, personajes de aspecto espectral y ropas de 茅poca, la miraban con una ins贸lita intensidad. Hab铆a hombres con trajes descoloridos y mujeres con vestidos arcaicos, todos ellos proyectando una sombra de tristeza infinita.
Uno de ellos, un caballero alto y esbelto de barba interna y gafas finas, la salud贸 con una cortes铆a fuera de lugar. 芦Buenas noches, se帽orita. Mi nombre es Don Javier Escobar, 驴puedo acompa帽arla en este viaje?禄. Mar铆a, algo turbada, asinti贸 en silencio, y ambos se sentaron frente a frente.
Mientras el tren avanzaba, el pasaje parec铆a sumido en un estado de inquietud creciente. Don Javier empez贸 a relatar una historia rocambolesca. 芦Esta m谩quina, querida, no es un tren ordinario. Se dice que est谩 maldito y que transporta a almas perdidas que no supieron hallar la paz en su vida terrenal. Nosotros, los pasajeros, estamos atrapados aqu铆, exceptuando a aquellos que logran resolver su prop贸sito pendiente.禄
Mar铆a sinti贸 un escalofr铆o recorrer su espalda. 芦驴Prop贸sito pendiente?禄, pregunt贸, intentando disimular su temor.
Don Javier asinti贸 con melancol铆a. 芦S铆, la raz贸n por la que nuestras almas no pueden descansar. En mi caso, dej茅 un amor sin declarar, un arrepentimiento que me consume d铆a y noche desde hace m谩s de un siglo.禄
Conforme la noche avanzaba, Mar铆a observ贸 c贸mo otros pasajeros se acercaban y relataban sus propias historias. Hab铆a una bailarina llamada Ana con un vestido blanco, que hab铆a dejado su pasi贸n por culpa de un accidente tr谩gico; un ni帽o de nombre Miguel, con una mirada triste, que buscaba a su madre perdida entre las sombras del tiempo.
De repente, las luces del tren comenzaron a parpadear y un susurro helado invadi贸 el vag贸n. Mar铆a sinti贸 una presencia perturbadora. Era la figura de una mujer anciana con ojos hundidos y voz temblorosa. 芦Buenas noches, querida. Soy Do帽a Carmen, la 煤ltima encargada de este tren. He residido aqu铆 por d茅cadas, tratando de guiar a las almas perdidas a su descanso eterno.禄
Do帽a Carmen se sent贸 junto a Mar铆a. 芦Te he observado, joven. Hay algo en ti, una chispa de esperanza que podr铆a redimirnos a todos. Pero primero, debes enfrentar tus propios miedos.禄
El tren, en un estruendo met谩lico, se sumergi贸 en un t煤nel oscuro. Los vagones temblaban y los pasajeros se estremec铆an. Mar铆a sinti贸 que el aire se volv铆a m谩s denso, y las figuras espectrales comenzaron a desvanecerse lentamente. Don Javier, con una mirada de urgencia, le tom贸 la mano. 芦Es nuestra 煤ltima oportunidad. Debes hallar el coraje para cerrar las heridas de tu pasado.禄
Mar铆a record贸 entonces su vida, sus fracasos, sus miedos y el dolor que la hab铆a acompa帽ado por a帽os. Pero Don Javier, Ana, Miguel y Do帽a Carmen no eran solo esp铆ritus atormentados; cada uno representaba una parte de ella misma, una expectativa no cumplida, un sue帽o abandonado.
En un impulso de valent铆a, Mar铆a se levant贸 y se dirigi贸 hacia la cabina del conductor, donde una figura encapuchada manejaba el tren. 芦隆Det茅n este tren maldito! 隆Es hora de que todos encontremos paz!禄, grit贸 con firmeza.
El conductor se volvi贸, revelando un rostro cadav茅rico y ojos vac铆os. Pero ante la determinaci贸n de Mar铆a, su figura se deshizo en una nube de polvo y el tren empez贸 a desacelerar hasta detenerse por completo.
Al abrir las puertas, un resplandor dorado ilumin贸 el interior del tren. Los pasajeros, ahora libres de sus cadenas fantasmales, comenzaron a desaparecer entre agradecimientos y sonrisas. Don Javier se acerc贸 a Mar铆a por 煤ltima vez. 芦Gracias, has hecho lo que ninguno de nosotros pudo. Encontrar谩s en tu vida la paz que buscabas.禄
Mar铆a sali贸 del tren hacia una estaci贸n nueva y viva, con un cielo despejado y un amanecer prometedor. Sent铆a que un peso enorme hab铆a sido liberado de sus hombros. Comprendi贸 entonces que cada uno de esos fantasmas era una versi贸n de s铆 misma, y que al ayudarles hab铆a encontrado su propio prop贸sito.
Moraleja del cuento 芦El viaje en tren y los pasajeros fantasmales de la medianoche禄
Nuestra vida est谩 llena de desaf铆os y momentos oscuros, pero enfrentarlos con valent铆a y cerrar las heridas del pasado puede traer una paz duradera. A veces, el consuelo y la redenci贸n no est谩n en lo externo, sino en reconciliarnos con nuestra propia alma.