Alicia y el mundo mágico en la búsqueda del rey de las hadas
Había una vez en un reino lejano, una joven llamada Alicia. Alicia vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques encantados.
Desde muy pequeña, Alicia había soñado con ser una gran aventurera y explorar el mundo mágico que se escondía más allá de su tranquilo hogar.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Alicia encontró una llave de oro brillante en el suelo.
Sabía que esa llave era especial y decidió buscar qué puerta abría.
Después de mucho caminar, Alicia vio una antigua puerta de madera en un árbol gigante y decidió probar suerte.
Al abrir la puerta, Alicia quedó maravillada con lo que encontró.
Se adentró en un mundo de coloridos campos de flores, montañas de caramelo y riachuelos de limonada.
Pero lo más sorprendente fue encontrarse con un pequeño duende llamado Tomás.
«¡Bienvenida, Alicia! – exclamó Tomás con una sonrisa-. Te estaba esperando. Soy el guardián de este mágico mundo y necesito tu ayuda. El rey de las hadas ha sido capturado por un malvado hechicero y solo tú puedes salvarlo».
Alicia, emocionada por la aventura que se le presentaba, aceptó el desafío sin dudarlo.
Tomás le entregó una varita mágica y juntos emprendieron el viaje hacia el castillo del hechicero.
Durante su travesía, Alicia y Tomás se encontraron con diferentes criaturas mágicas que les ayudaron a superar obstáculos.
En el camino, hicieron amigos como un unicornio parlanchín llamado Nube, un sapo sabio llamado Hipolito y una hada traviesa llamada Luz.
Pero también tuvieron que enfrentarse a situaciones peligrosas.
En una cueva oscura, Alicia se encontró con un terrible dragón que no quería dejarla pasar.
Con su valentía y el poder de la varita, Alicia logró convencer al dragón de que ella no era una amenaza y se convirtieron en grandes amigos.
Finalmente, Alicia y sus nuevos amigos llegaron al castillo del hechicero.
Enfrentaron pruebas y acertijos complicados, pero con astucia y trabajo en equipo, lograron liberar al rey de las hadas.
El rey, agradecido por su valentía, dijo: «Alicia, has demostrado que la verdadera magia está en el corazón de las personas. Por tu valentía y amor a los demás, te concedo un deseo».
Alicia, sin pensarlo dos veces, deseó que todos los habitantes del reino fueran felices y vivieran en paz para siempre. El rey hizo su deseo realidad y Alicia se convirtió en la heroína de su pueblo.
A partir de ese día, Alicia y Tomás siguieron viviendo aventuras juntos, ayudando a los demás y llevando felicidad a todos los rincones del reino.
Y así, queridos niños, es como Alicia se convirtió en la guardianas de la magia, y cómo descubrió que el verdadero tesoro se encuentra en ayudar a los demás y en creer en sí misma.
Abraham Cuentacuentos.
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