Marina y el tesoro del agua
Había una vez, en un pequeño pueblo al pie de una montaña, una niña llamada Marina.
Marina era curiosa y aventurera, siempre buscando nuevas historias y emociones en cada rincón del mundo.
Pero su mayor pasión era el agua.
Desde pequeña, sentía una extraña conexión con el líquido elemento. Le fascinaba la forma en que fluía y se adaptaba a cualquier recipiente, la forma en que podía transformarse en hielo o vapor.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Marina escuchó un sonido peculiar. Era un murmullo suave y melodioso que parecía venir de un pequeño lago.
Sin pensarlo dos veces, se acercó y descubrió a un hada del agua, llamada Ondina, que parecía atrapada en las raíces de un árbol.
«¡Ayuda, pequeña Marina! Estoy atrapada aquí y necesito tu ayuda para volver al agua», suplicó Ondina.
Marina, emocionada por encontrar a un ser tan mágico, hizo todo lo posible por liberar a Ondina.
Pero las raíces del árbol estaban demasiado apretadas y no se movían. Entonces, se le ocurrió una idea.
«¡Tengo una idea! Si le echamos agua a las raíces, podrían soltarse y podrás volver a casa», exclamó Marina.
Juntas, buscaron una fuente cercana y llenaron un cubo con agua.
Marina vertió el agua sobre las raíces y, como por arte de magia, estas se aflojaron y liberaron a Ondina.
«¡Muchas gracias, Marina! Eres una verdadera amiga del agua. Permíteme agradecerte llevándote a una aventura que nunca olvidarás», dijo Ondina, emocionada.
Ondina tomó de la mano a Marina y juntas se sumergieron en el lago.
Para su sorpresa, se encontraron en un mundo subacuático lleno de colores brillantes y criaturas maravillosas. Los peces les hablaban y les contaban historias sobre el poder del agua.
Pero no todo era alegría en ese mundo.
Junto con Ondina, Marina descubrió que el agua estaba siendo contaminada por unos seres malvados que no valoraban su importancia.
Las fuentes y los ríos estaban llenos de basura y la vida acuática sufría las consecuencias.
«¡Tenemos que hacer algo, Marina! El agua es esencial para la vida de todos los seres y no podemos permitir que la contaminen», dijo Ondina con determinación.
Juntas, idearon un plan para concienciar a la gente sobre la importancia del agua y su cuidado.
Organizaron una gran limpieza en el pueblo y enseñaron a los niños a valorar y proteger los ríos y lagos.
Con el tiempo, el pueblo se convirtió en un lugar próspero y lleno de vida nuevamente.
Marina se dio cuenta de que ella misma era un puente entre el agua y las personas, y que su misión era asegurarse de que todos entendieran su importancia.
Después de su gran aventura, Marina regresó a su pueblo y se convirtió en una cuentacuentos, contando historias sobre la importancia del agua y sus maravillas.
Sus cuentos eran tan cautivadores que la gente comenzó a valorar y a cuidar más el agua.
Y así, Marina vivió feliz y contenta, recordando siempre que el agua es un tesoro que debemos proteger para tener un final feliz.
Y cada vez que alguien escuchaba uno de sus cuentos, el mensaje se propagaba, asegurando que el agua siempre sería valorada y cuidada.
Y colorín colorado, este cuento del agua ha terminado, pero su enseñanza perdurará en los corazones de todos aquellos que lo han escuchado.
Abraham Cuentacuentos.
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