El tesoro mágico de las brujitas Luna y Estrella
Había una vez, en un lejano y mágico reino, dos brujas muy especiales.
Una era la bruja Luna, de cabellos plateados como la luna llena, y la otra era la bruja Estrella, con estrellitas brillantes en su sombrero y una risa tan dulce como un caramelo.
Un día, las brujitas decidieron emprender una aventura.
Querían encontrar un tesoro muy especial, aquel que sería capaz de hacer realidad todos los deseos del corazón.
Así que prepararon sus escobas mágicas y se pusieron en marcha.
Mientras volaban entre las nubes, la bruja Luna dijo emocionada: «Estrella, ¿no te parece que este será el mejor viaje de nuestras vidas? ¡Podremos ayudar a mucha gente y convertir sus sueños en realidad!»
La bruja Estrella sonrió y contestó: «Tienes toda la razón, Luna. Pero debemos tener cuidado, ya que en nuestro camino encontraremos muchos obstáculos y desafíos. La magia nunca es fácil».
De repente, las brujitas llegaron a un sombrío bosque.
Allí se encontraron con una bruja malvada y altanera llamada Morgana.
Morgana reía con crueldad y les dijo: «¿Así que estáis buscando un tesoro mágico, verdad? Pues olvidaos de eso, solo los verdaderamente valientes pueden encontrarlo».
Luna y Estrella se miraron determinadas y continuaron su camino.
Pero al cruzar un puente, se encontraron con un dragón gigante que no les permitía pasar.
El dragón bufaba fuego y gruñía con ferocidad.
Las brujas se abrazaron y, utilizando su magia y su corazón valiente, lograron convencer al dragón de que las dejara pasar.
Con gratitud, el dragón les deseó suerte en su aventura.
Siguiendo su camino, las brujitas llegaron al pie de una montaña imponente.
En la cima, se encontraba un gigantesco gigante que las desafió a resolver un enigma. Si no lo lograban, serían arrojadas al abismo.
Las brujitas se acercaron al gigante y Luna dijo con confianza: «Oh sabio gigante, estamos aquí en busca del tesoro mágico, y estamos dispuestas a hacer todo lo necesario para lograrlo».
El gigante sonrió y le dijo a Estrella: «Si las nueve montañas juntas tienen el mismo número de cuevas que mis nueve hermanos, ¿cuántas cuevas hay en total?»
Después de pensar mucho, Estrella respondió: «Las nueve montañas tienen un total de cuarenta y cinco cuevas, ¡porque cada una tiene cinco cuevas!»
El gigante se sorprendió y aplaudió, permitiendo que las brujas continúen su viaje.
Finalmente, Luna y Estrella llegaron al lugar donde se encontraba el tesoro mágico. Era una pequeña caja dorada llena de estrellas diminutas. Las brujitas sonrieron y la abrieron con cuidado.
De la caja salió una luz brillante y mágica, que envolvió a Luna y Estrella por completo.
Desde ese día, ambas brujas tenían la habilidad de hacer realidad los deseos de los demás.
Y así, las brujitas regresaron a su hogar, donde vivieron felices y ayudaron a todos los habitantes del reino a hacer sus sueños realidad.
Y colorín colorado, este cuento de brujas y su maravilloso tesoro mágico ha terminado, pero recuerda que con valentía y bondad, cualquier deseo puede hacerse realidad.
¡Hasta la próxima aventura!
Abraham Cuentacuentos.
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