El primer amor en la feria de primavera
En el peque帽o y florido pueblo de Valleverde, cada comienzo de primavera se desplegaba un tapiz de colores y aromas que anunciaba el inicio de la tan esperada feria.
Los habitantes, en una danza anual que parec铆a coreografiada por los mismos vientos c谩lidos, adornaban sus calles con banderines y farolillos.
Elena, con sus reci茅n cumplidos quince primaveras, se par贸 frente al espejo.
Sus ojos casta帽os destellaban con una mezcla de nerviosismo y emoci贸n.
Por primera vez, asistir铆a a la feria no como una ni帽a, sino como una joven dama.
Sus cabellos, que sol铆an caer en ondas rebeldes sobre sus hombros, estaban ahora recogidos en una trenza que su madre, con manos diestras y llenas de amor, hab铆a adornado con peque帽as flores silvestres.
En la otra punta del pueblo, Adri谩n se afanaba en escoger la vestimenta perfecta.
Con diecisiete a帽os, era conocido por su sonrisa f谩cil y su carisma natural, pero aquel d铆a, un torbellino inusual le revolv铆a el est贸mago.
Su reflejo en el espejo le mostraba a un muchacho de cabello oscuro y rizado, con una estatura que empezaba a dejar atr谩s la adolescencia.
No lo sab铆a a煤n, pero el destino ten铆a preparado para 茅l algo m谩s que simples juegos y risas.
La feria inici贸 su danza al ritmo de la m煤sica y las risas.
Elena caminaba cautelosa entre las gentes, asombrada ante la algarab铆a. No lejos de ella, los ojos de Adri谩n se perd铆an en el horizonte de stands y atracciones, sin imaginar que su mirada pronto quedar铆a capturada.
El encuentro ocurri贸 junto al carrusel. Elena, embelesada por los girasoles pintados en cada caballo de madera, no percibi贸 la cercan铆a de Adri谩n hasta que sus hombros se rozaron levemente en un giro fortuito.
芦Disculpa, no fue mi intenci贸n…禄, comenz贸 Adri谩n, pero sus palabras se desvanecieron al observar el rostro sorprendido de Elena.
Ella, en un acto reflejo, le dedic贸 una sonrisa t铆mida. 芦No te preocupes, tambi茅n estaba distra铆da admirando el carrusel禄, respondi贸 con suavidad.
Un silencio c贸mplice se entrelaz贸 entre ellos, mientras sus ojos se encontraban y en ellos danzaba una chispa de curiosidad y agrado. 芦驴Te gustar铆a dar una vuelta?禄, pregunt贸 Adri谩n, extendiendo su mano en un gesto de caballerosidad que parec铆a sacado de un cuento antiguo.
Elena acept贸. Juntos se subieron a uno de los caballos del carrusel, y mientras giraban, olvidaron por un instante el mundo que les rodeaba.
Las miradas c贸mplices dieron paso a pl谩ticas sobre sue帽os y risas compartidas.
La feria, con su magia impl铆cita, fue el tel贸n de fondo para este encuentro de almas j贸venes.
Los juegos, las luces y la m煤sica parec铆an existir 煤nicamente para ellos.
Cada stand, cada rinc贸n cobr贸 vida y se convirti贸 en un recuerdo por crear.
Elena y Adri谩n, llevados por un 铆mpetu de descubrimiento, se atrevieron a explorar la casa de los espejos.
Entre reflejos distorsionados y luces titilantes, las risas crec铆an y sus corazones se sincronizaban en un eco paralelo.
芦No sab铆a que los espejos pod铆an hacer que alguien se viera a煤n m谩s hermosa禄, dijo Adri谩n, capturado por la imagen de Elena en un espejo que alargaba su sonrisa.
Ella, sonroj谩ndose, replic贸: 芦Y yo pensaba que los espejos sol铆an exagerar, pero veo que en tu caso, solo reflejan la verdad.禄
La complicidad crec铆a, y con ella, un sentimiento tierno y firme se anidaba en sus corazones.
Avanzada la tarde, se encontraron compartiendo algod贸n de az煤car, sus dedos roz谩ndose ligeramente, una dulzura no solo presente en el paladar, sino tambi茅n en cada mirada y palabra intercambiada.
Con el caer del sol, la feria tom贸 un tinte dorado y el aire fresco de la noche empez贸 a mezclarse con los 煤ltimos rayos c谩lidos.
Elena y Adri谩n se sentaron en una banca, frente al lago, donde las luces de la feria se reflejaban como estrellas ca铆das del cielo.
芦Hoy ha sido un d铆a maravilloso禄, musit贸 Elena, sin poder apartar sus ojos del agua que brillaba como si guardara secretas galaxias.
芦Lo ha sido禄, coincidi贸 Adri谩n. 芦Y me parece que, as铆 como las estaciones cambian, algo en m铆 ha cambiado tambi茅n. No me pidas que describa qu茅, pero siento…禄 se detuvo un momento, buscando las palabras correctas. 芦Siento como si hoy hubiera ganado algo m谩s valioso que cualquier premio en juegos de feria.禄
La noche avanz贸 dibujando sombras, pero ellos apenas notaban la oscuridad, sumergidos como estaban en la luz que ambos desprend铆an.
Fuegos artificiales anunciaron el final de la jornada, y como estrellas fugaces, proclamaron deseos mudos que solo un coraz贸n enamorado podr铆a descifrar.
Ante el espect谩culo celeste, Adri谩n tom贸 la mano de Elena. 芦驴Sabes? Siempre cre铆 que los finales de cuentos de hadas eran solo eso, cuentos. Pero ahora creo que tal vez… tal vez nosotros estamos viviendo nuestro propio cuento.禄 Su voz era un susurro firmemente esperanzador.
Elena volvi贸 la mirada hacia 茅l, su sonrisa era un poema sin versos.
芦Yo tambi茅n lo creo禄, susurr贸 de vuelta, y en ese momento, la brisa trajo consigo el perfume de las flores que a煤n adornaban su cabello.
Ella continu贸, 芦Tal vez no sepamos qu茅 nos depara el futuro, pero esta primavera, en esta feria, he descubierto algo hermoso, algo que…禄 Se detuvo, la emoci贸n pintando su voz de tonos c谩lidos.
芦… algo que recordaremos para siempre, sin importar hacia d贸nde nos lleven los caminos de la vida禄, termin贸 Adri谩n, como si leyera la continuaci贸n del poema en su mirada.
Con los 煤ltimos destellos pirot茅cnicos ti帽endo de magia la noche, Adri谩n y Elena se fundieron en un abrazo que sellaba promesas no dichas y sentimientos que comenzaban a florecer.
Cuando la feria de primavera lleg贸 a su fin, los j贸venes del pueblo retomaron sus vidas habituales, pero para Elena y Adri谩n, el inicio de la estaci贸n trajo consigo el primer cap铆tulo de una historia de amor que promet铆a crecer con cada primavera nueva.
Los d铆as pasaron, las estaciones se sucedieron, y su amor, como la naturaleza misma, floreci贸 y madur贸.
En cada feria, regresaban a aquel lugar junto al lago para recordar el inicio de su viaje, un viaje que, al igual que la primavera, tra铆a siempre algo nuevo y hermoso para descubrir.
Moraleja del cuento Cuentos de amor: El primer amor en la feria de primavera
La amor verdadero, como la primavera, no avisa cuando llegar谩; pero cuando lo hace, transforma el mundo con su presencia, llenando cada rinc贸n con su magia y prometiendo nuevos comienzos.
Abraham Cuentacuentos.