El sabio del jardín
Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un anciano sabio que tenía un jardín lleno de flores y árboles frutales.
Él era conocido por su gran sabiduría y su bondad hacia los demás. Muchas personas acudían a él en busca de consejos y enseñanzas.
Una noche, una joven mujer llamada Clara llegó a su casa buscando ayuda.
Estaba triste y desorientada, no sabía qué hacer con su vida y se sentía perdida en un mundo que parecía no entenderla.
El anciano la recibió con una sonrisa cálida y la invitó a sentarse en su jardín.
«¿Qué te preocupa, mi querida?» le preguntó el anciano.
«Me siento sola y sin rumbo en la vida. No sé qué hacer con mi futuro», respondió Clara con lágrimas en los ojos.
El anciano la escuchó atentamente y le habló sobre la importancia de tener un propósito en la vida, sobre cómo cada uno de nosotros tiene un camino que debe seguir para encontrar la felicidad y el éxito.
Clara escuchaba con atención y poco a poco, su tristeza comenzó a disminuir.
«¿Pero cómo encontrar ese camino? ¿Cómo saber qué es lo que debo hacer?» preguntó Clara.
El anciano le habló sobre la importancia de escuchar su corazón y de seguir sus pasiones. «Todos tenemos una chispa dentro de nosotros, algo que nos hace sentir vivos y felices. Debes encontrar esa chispa y seguir adelante con ella», le dijo.
Clara se quedó en el jardín del anciano durante toda la noche, hablando con él y escuchando sus enseñanzas.
A medida que hablaban, se dio cuenta de que tenía una pasión por la música y que había estado reprimiendo esa pasión durante años por miedo al fracaso.
«¿Y si lo intento y fracaso?» preguntó Clara.
El anciano le respondió: «El fracaso no es el final. Es una oportunidad para aprender y crecer. Debes ser valiente y seguir adelante con tu sueño».
Clara se fue de la casa del anciano esa noche con una nueva perspectiva sobre su vida. Decidió seguir su pasión por la música y se inscribió en una escuela de música.
Fue difícil al principio, pero con el tiempo, se convirtió en una talentosa cantante y compositora. Viajó por todo el mundo compartiendo su música con los demás y encontró la felicidad que tanto había anhelado.
El anciano siguió viviendo en su pequeña casa rodeado de su jardín.
La gente seguía acudiendo a él en busca de consejos y enseñanzas, y él siempre tenía una respuesta sabia y amorosa para dar. La lección que dejó a Clara y a todos los que lo conocieron fue que la verdadera felicidad se encuentra siguiendo el corazón y las pasiones que nos hacen sentir vivos.
Así, nuestros protagonistas vivieron felices para siempre.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Abraham Cuentacuentos.