El Tesoro del Río
Érase una vez, en un hermoso valle, un pequeño pueblo rodeado de montañas.
En el centro del pueblo, había un río cristalino que alimentaba los campos y los hogares.
La gente del pueblo lo quería y respetaba porque sabían que sin él, no podrían sobrevivir.
Sin embargo, un día, los habitantes del pueblo se dieron cuenta de que el río se estaba secando.
Los campos se marchitaban, las casas no tenían agua y los animales estaban sedientos.
Los más sabios del pueblo se reunieron y acordaron enviar a un grupo de valientes para descubrir la razón de este problema.
Así que un joven llamado Juan, acompañado de su mejor amigo, un perro llamado Fido, se ofreció para explorar el río y averiguar qué estaba pasando. Juan y Fido partieron temprano en la mañana con su mochila y una botella de agua.
Al llegar al río, descubrieron que había una gran presa construida aguas arriba que estaba impidiendo el flujo del agua.
Fido, con su olfato agudo, detectó un túnel debajo de la presa que parecía conducir a una cueva.
Juan decidió explorar la cueva, mientras Fido lo seguía.
Dentro de la cueva, encontraron una sorpresa maravillosa: una enorme fuente de agua subterránea.
Entonces se dieron cuenta de que alguien había construido la presa para desviar el agua a otra parte y esconder el tesoro que había encontrado allí. Juan y Fido se dieron cuenta de que tenían que romper la presa para que el agua fluyera de nuevo en el río.
Con valentía, trabajaron juntos y rompieron la presa.
El agua empezó a fluir de nuevo y rápidamente llenó el río y los campos.
Todos en el pueblo estaban muy contentos y agradecidos a Juan y Fido por salvar el río y su pueblo.
Moraleja sobre el cuento «El Tesoro del Río»
El agua es un tesoro valioso que debemos proteger y conservar.
Todos podemos hacer nuestra parte para cuidar nuestro medio ambiente y asegurarnos de que las generaciones futuras puedan disfrutar de la belleza y la vida que nos brinda el agua.
Abraham Cuentacuentos.
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