La bruja y el vampiro vegetariano en la noche de Halloween

Breve resumen de la historia:

La bruja y el vampiro vegetariano en la noche de Halloween Era una noche de Halloween en el pequeño pueblo de Almaraz, donde las calabazas con caras aterradoras iluminaban las calles y las risas de los niños resonaban en el aire frío, salpicado de un sutil aroma a manzana caramelizada. En una esquina oscura, bajo…

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La bruja y el vampiro vegetariano en la noche de Halloween

La bruja y el vampiro vegetariano en la noche de Halloween

Era una noche de Halloween en el pequeño pueblo de Almaraz, donde las calabazas con caras aterradoras iluminaban las calles y las risas de los niños resonaban en el aire frío, salpicado de un sutil aroma a manzana caramelizada. En una esquina oscura, bajo la sombra de un viejo roble, se encontraba la cabaña de Doña Lucía, la bruja más famosa del lugar. Con su cabello canoso enmarañado y su bata de retazos, parecía sacada de un cuento de hadas, aunque el brillo travieso en sus ojos revelaba una naturaleza juguetona.

“¡Feliz Halloween, si es que te atreves a cruzar este umbral!”, exclamó mientras agitaba su varita, provocando destellos de luz púrpura alrededor de su cabaña.

Esa noche, sin embargo, una sorpresa inusual aguardaba en la penumbra. Álvaro, apodado “el vampiro vegetariano”, se acercaba lentamente a la puerta. En lugar de colmillos afilados y una capa oscura, este peculiar vampiro llevaba un sombrero de paja y un chaleco de colores. Su gusto por las ensaladas le había generado muchas risas y burlas entre los habitantes del pueblo, pero él no se desanimaba. Le gustaba más el sabor de las verduras que la sangre, y eso lo hacía especial.

“¿Te presentas a mi puerta con un aguacate en la mano?”, preguntó Doña Lucía, con una sonrisa pícara.

“¡Claro, Doña Lucía! ¡Hoy tengo la receta de una ensalada de Halloween con espinacas, granos y un toque de… sangre de tomate!”, respondió Álvaro., guiñando su ojo. “Puedo hacer que su sabor sea tan intrigante como cualquier brebaje mágico”.

Lucía soltó una risa, y juntos comenzaron a mezclar ingredientes, mientras la cabaña se llenaba de un aroma a hierbas frescas. Pero lo que no sabían era que tres duendes traviesos estaban acechando desde las sombras, intrigados por la picardía del vampiro y la bruja. Comenzaron a lanzar pequeños hechizos, transformando el sitio en un verdadero espectáculo de luces y sombras danzantes.

“¿Qué sucede?”, preguntó Álvaro, aturdido por el repentino estallido de colores. “¿Estamos en una fiesta o en un campamento de luces?”

“Ambas cosas”, respondió la bruja, “pero mantén la calma; estos son solo mis amigos de travesuras”.

Al ritmo de la música mágica, el vampiro y la bruja disfrutaron de una velada inesperada, llenando la noche de risas y bailes, mientras los duendes se unían a la fiesta. A medida que los minutos pasaban, el ambiente se tornaba más festivo, y los corazones se llenaban de alegría.

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Al fin, las risas cesaron dándole paso a valle de serenidad. “Esto ha sido magnífico, pero ¡necesitamos lanzarle un hechizo a este Halloween para recordarlo siempre!”, sentenció Álvaro emocionado.

Con un asentimiento de la bruja, los dos levantaron sus manos juntas, uniendo su magia en un hermoso destello de luz que atravesó el cielo estrellado.

Cuando el espectáculo terminó, el viento sopló suavemente, llevándose con él la tristeza y las viejas rivalidades. Esa noche, el pueblo de Almaraz, bajo la influencia de la bruja y el vampiro, se unió en una fiesta e hizo brillar su espíritu mágico.

Y así, mientras las calabazas seguían iluminando las calles, el vampiro vegetarianos y la bruja continuaron siendo los mejores amigos, rompiendo estereotipos y dejan a la magia fluir entre risas.

Moraleja del cuento «La bruja y el vampiro vegetariano en la noche de Halloween»

A veces, lo que parece extraño se convierte en lo más extraordinario, y la magia más poderosa proviene de la amistad que desafía las expectativas.

5/5 – (1 voto)

Espero que estés disfrutando de mis cuentos.