Cuento: Los 3 pollitos que querían tocar hip hop

Breve resumen de la historia:

Los 3 pollitos que querían tocar hip hop Érase una vez, en un pequeño corral al borde del pueblo, donde el ruido de la ciudad apenas se colaba, vivían tres pollitos con sueños más grandes que el gallinero que compartían. Sus nombres eran Pic, Pac y Poc, y aunque pasaban sus días picoteando y cacareando…

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Cuento: Los 3 pollitos que querían tocar hip hop

Los 3 pollitos que querían tocar hip hop

Érase una vez, en un pequeño corral al borde del pueblo, donde el ruido de la ciudad apenas se colaba, vivían tres pollitos con sueños más grandes que el gallinero que compartían.

Sus nombres eran Pic, Pac y Poc, y aunque pasaban sus días picoteando y cacareando como cualquier otro pollo, por las noches, su verdadera pasión cobraba vida.

Pic era el líder natural, siempre explorando nuevos ritmos con el golpeteo de sus patitas en el suelo.

Pac, con su voz aguda, improvisaba rimas que hablaban de la vida en el corral y los sueños más allá de la granja.

Poc, por su parte, encontró dos viejas tapas de ollas y las usaba como platillos, marcando el ritmo para que sus hermanos pudieran rapear.

Una noche, mientras practicaban a la luz de la luna, un viejo sabueso llamado Duke los escuchó.

Duke había recorrido mundo y conocido muchos músicos en sus días de juventud.

Impresionado por el talento de los pollitos, decidió convertirse en su manager.

Bajo la guía de Duke, los pollitos empezaron a practicar todos los días después de que el granjero se retirara.

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Con el tiempo, su fama comenzó a crecer. Se hicieron conocidos como «Los Pollitos del Hip Hop» y su música llegó a todos los rincones del pueblo y más allá.

Hablaban de libertad, de la vida en el campo y de perseguir los sueños, temas que resonaban con todos los que los escuchaban.

Finalmente, llegó el gran día. Los Pollitos del Hip Hop fueron invitados a actuar en la gran feria del condado.

Con el gallinero decorado con luces y una multitud que los esperaba, subieron al escenario.

La energía era eléctrica cuando comenzaron a tocar, y el público no podía dejar de moverse al ritmo de su música.

El show fue un éxito rotundo, y desde ese día, Pic, Pac y Poc no fueron solo unos pollitos de granja.

Se convirtieron en estrellas del hip hop, demostrando que no importa de dónde vienes, sino las ganas que tienes de cantar (o cacarear) tus sueños a todo volumen.

Después del gran éxito en la feria del condado, los tres pollitos no solo se convirtieron en sensación local, sino que también empezaron a recibir invitaciones para actuar en otros lugares más lejanos.

Con el apoyo de Duke, su fiel manager canino, planificaron una pequeña gira por los pueblos vecinos.

Mientras tanto, en el corral, los otros animales empezaron a sentirse inspirados por la fama de Pic, Pac y Poc.

La vaca Molly comenzó a practicar el violín, mientras que los patos formaron una banda de jazz.

El corral se estaba convirtiendo en un verdadero centro de arte y música, donde cada animal exploraba su propio talento.

Durante su gira, los pollitos aprendieron mucho sobre diferentes estilos de música.

En cada pueblo, colaboraban con músicos locales, fusionando el hip hop con folk, jazz, e incluso rock.

Estas experiencias enriquecieron su música, haciéndola más diversa y atractiva para una audiencia más amplia.

En su último concierto de la gira, en un pueblo grande, se realizó un gran festival de música donde participaron artistas de todo el país.

Los Pollitos del Hip Hop fueron los actos principales y cerraron el festival con una actuación espectacular que fue transmitida por la televisión local.

Esto no solo marcó el punto culminante de su carrera hasta la fecha, sino que también puso el corral en el mapa como un lugar de nacimiento de talentos musicales.

Al regresar a casa, llenos de nuevas ideas y experiencias, Pic, Pac y Poc decidieron organizar un gran festival musical en su propio corral, invitando a artistas de todos los lugares que habían visitado.

El festival fue un éxito, uniendo a diferentes culturas y estilos musicales, y demostrando que la música es un lenguaje universal que conecta a todos, sin importar sus diferencias.

Así, Los Pollitos del Hip Hop no solo alcanzaron sus sueños, sino que también ayudaron a transformar su hogar en un lugar donde todos los animales podían soñar y expresarse.

Y mientras el sol se ponía detrás del escenario improvisado en el corral, todos los animales, grandes y pequeños, bailaban y cantaban juntos, celebrando la música y la amistad.

Después del éxito del primer festival en el corral, Los Pollitos del Hip Hop decidieron que este evento debía celebrarse cada año.

El festival no solo se convirtió en una tradición anual, sino que también ayudó a fomentar un sentido de comunidad y creatividad entre los animales de la granja y los visitantes de otros lugares.

Pic, Pac y Poc, con la ayuda de Duke, empezaron a planear el próximo festival con más entusiasmo y ambición.

Querían incluir talleres de música para los animales más jóvenes, ofreciendo clases de canto, percusión y, por supuesto, hip hop.

La idea era inspirar a la próxima generación de músicos del corral y darles las herramientas para que algún día ellos también pudieran subir al escenario.

Mientras tanto, en el corral, cada animal se preparaba para el festival de formas únicas.

Los conejos, conocidos por su velocidad y energía, organizaron carreras de relevos y juegos para mantener entretenidos a los más pequeños.

Las ovejas, con su paciencia y suave lana, ofrecieron talleres de tejido, donde mostraban cómo convertir la lana en hermosos adornos y prendas.

Cuando llegó el día del festival, el corral estaba transformado.

Había coloridas guirnaldas colgando de los árboles, escenarios improvisados hechos con viejas tablas de madera, y una gran variedad de puestos de comida preparada por las gallinas y cerdos, que mostraban lo mejor de la gastronomía del campo.

El festival comenzó con una marcha musical liderada por Los Pollitos del Hip Hop, seguidos por todos los animales jóvenes que habían asistido a los talleres.

Cada uno mostraba lo aprendido, desde solos de tambor hasta pequeños raps, creando una cacofonía encantadora que resonaba con alegría y orgullo.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, el evento culminó con una gran actuación de Los Pollitos del Hip Hop, que estrenaron una canción que habían escrito sobre la comunidad y la amistad.

La letra hablaba de cómo cada animal, no importa lo pequeño o grande que fuera, tenía un lugar y una voz dentro del corral.

El festival no solo fue un éxito por la música y las actividades, sino también porque reforzó el vínculo entre los animales y mostró cómo la creatividad puede prosperar en un ambiente de apoyo y amor.

Desde entonces, el festival de música del corral se convirtió en un evento esperado por todos, celebrando la diversidad, la creatividad y la comunidad.

Y así, año tras año, el corral no solo fue un hogar para los animales, sino también un escenario para sus sueños y aspiraciones.

Y en cada festival, los corazones de todos los que participaban se llenaban de música y felicidad.

A medida que los años pasaban, el festival del corral se hizo famoso más allá de los valles y montañas cercanas, atrayendo a visitantes de ciudades distantes y de otros países.

Los Pollitos del Hip Hop, ahora conocidos simplemente como «Los Pollitos», se habían convertido en íconos de la música y la comunidad.

Pero a medida que crecían, también sentían que su viaje estaba llegando a una nueva etapa.

Durante la preparación para el décimo aniversario del festival, Pic, Pac y Poc se reunieron bajo el viejo roble donde todo había comenzado.

Reflexionaron sobre sus aventuras y decidieron que querían dejar un legado que perdurase más allá de sus actuaciones.

Así nació la idea del «Bosque de la Armonía», un proyecto para plantar un árbol por cada actuación que habían hecho a lo largo de los años.

Cada árbol representaría una canción, un concierto, un momento especial.

El proyecto fue anunciado durante el festival, y la respuesta fue abrumadora.

Animales y humanos de todas partes donaron árboles, y pronto, lo que había sido un campo vacío junto al corral comenzó a transformarse en un frondoso bosque, lleno de vida y de música, ya que cada árbol tenía una placa con un código QR que llevaba a una grabación de una canción o concierto de Los Pollitos.

El festival del décimo aniversario fue el más grande hasta la fecha, y al final de la noche, Los Pollitos dieron su actuación más emocionante.

Justo cuando el último verso de la última canción resonaba, una suave lluvia comenzó a caer, como si el cielo mismo quisiera ser parte de la celebración.

Con las primeras gotas, cada árbol plantado en el Bosque de la Armonía comenzó a emitir suaves luces bioluminiscentes, un efecto sorpresa preparado por Pic, el más tecnológico de los hermanos.

El bosque se iluminó con miles de luces, cada una parpadeando al ritmo de la música, creando un espectáculo mágico que dejó a todos los presentes sin aliento.

Los Pollitos anunciaron entonces que se retirarían de los escenarios para dedicarse a cuidar el Bosque de la Armonía y enseñar a las nuevas generaciones de músicos del corral.

El festival continuó año tras año, ahora liderado por jóvenes talentos que habían crecido escuchando y aprendiendo de Los Pollitos.

El corral y su Bosque de la Armonía se convirtieron en un símbolo de cómo la música y la naturaleza pueden unir corazones y generaciones.

Y así, en un lugar donde una vez solo había un pequeño corral, ahora había un bosque vibrante y lleno de música, un testimonio perdurable del poder de los sueños y de la comunidad.

En cada rincón del Bosque de la Armonía, si escuchas con atención, puedes oír el eco de un hip hop que una vez soñaron tres pequeños pollitos.

Moraleja del cuento «Los 3 pollitos que querían tocar hip hop»

Este cuento nos muestra que no importa de dónde vienes, sino las ganas que tienes de cantar (o cacarear) tus sueños a todo volumen.

Y que es bueno seguir tus propias pasiones, siempre recordando que la clave está en mantenerse unidos con los demás y ser fieles a uno mismo.

Abraham Cuentacuentos.

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Espero que estés disfrutando de mis cuentos.