El perdido árbol de Navidad
Érase una vez en un pequeño pueblo donde todos los años celebraban la Navidad con gran alegría y entusiasmo.
Los ciudadanos se preparaban para la fiesta más importante del año, adornando las calles con luces brillantes y decorando los árboles con bolas de colores.
En el centro del pueblo se encontraba una plaza en la que se colocaba un gran árbol de Navidad, que brillaba en la oscuridad de la noche.
Pero un año, algo extraño sucedió: el árbol de Navidad desapareció sin dejar rastro.
Los habitantes del pueblo se sintieron tristes y desanimados.
La Navidad no sería lo mismo sin el árbol de Navidad.
Pero entonces, un niño llamado Miguel tuvo una idea.
Decidió organizar una búsqueda para encontrar el árbol de Navidad y traerlo de vuelta al pueblo.
Miguel comenzó su búsqueda al día siguiente, recorriendo el pueblo y preguntando a todos si habían visto el árbol.
Pero nadie parecía saber nada al respecto.
Miguel no se dio por vencido y decidió ampliar su búsqueda, viajando por las aldeas cercanas.
Después de varios días de búsqueda, Miguel se encontró con un anciano en una pequeña aldea.
El anciano le dijo que había visto un árbol de Navidad en un bosque cercano. Miguel estaba emocionado y le agradeció al anciano su ayuda.
Cuando llegó al bosque, Miguel descubrió el árbol de Navidad en medio de un claro, cubierto de nieve y brillando con luz propia.
Pero, para su sorpresa, el árbol no estaba solo. Había muchos animales alrededor del árbol, como si estuvieran protegiéndolo.
Miguel se acercó al árbol y le preguntó a los animales por qué estaban allí.
Un zorro, que parecía ser el líder de la manada, le dijo que habían estado cuidando el árbol durante años, para asegurarse de que siempre estuviera protegido y a salvo.
Miguel se emocionó y les explicó que el árbol de Navidad era muy importante para su pueblo.
Los animales escucharon atentamente y, al final, decidieron permitir que Miguel se llevara el árbol.
Cuando Miguel regresó al pueblo con el árbol de Navidad, los habitantes se reunieron en la plaza para verlo.
Estaban sorprendidos al ver que el árbol era más grande y más hermoso que nunca.
Lo colocaron en la plaza, lo decoraron con luces y bolas de colores, y comenzaron a celebrar la Navidad.
Colorín colorado, este cuento navideño se ha acabado.
Miguel se sintió orgulloso de haber encontrado el árbol y haber traído la alegría de nuevo a su pueblo.
Moraleja del cuento «El perdido árbol de Navidad»
La moraleja de esta historia es que la ayuda puede venir de donde menos lo esperamos, y que incluso los animales pueden tener un gran corazón y proteger lo que es importante para nosotros.
¡Feliz Navidad a todos!
Abraham cuentacuentos.