Cuento: Pipa es la perrita más sociable

Dibujo en primer plano de una perra bodeguera andaluza.

Pipa es la perrita más sociable

Había una vez una perrita bodeguera andaluza llamada Pipa.

Pipa era una perrita muy activa y juguetona que se levantaba todas las mañanas con mucha energía y muchas ganas de jugar.

Un día, mientras Pipa estaba jugando en el parque con su pelota, se encontró con un grupo de niños que también estaban jugando.

Los niños se acercaron a ella y empezaron a acariciarla y a jugar con ella.

Pipa estaba encantada con la atención que le estaban dando los niños y se divirtió mucho jugando con ellos.

Después de un rato, los niños tuvieron que irse a casa.

Pipa se sintió un poco triste al verlos partir, pero rápidamente encontró una nueva distracción.

Se acercó a una pareja que estaba caminando por el parque y empezó a saltar alrededor de ellos, esperando que también jugaran con ella.

La pareja se sorprendió al ver a Pipa tan activa y juguetona, pero también se divirtieron mucho con ella.

La mujer se acercó a Pipa y le acarició la cabeza mientras le decía: «Eres una perrita muy bonita y divertida, ¿verdad que sí?».

Pipa movió su cola con emoción y la pareja se quedó a jugar con ella un rato más.

Finalmente, tuvieron que irse, pero prometieron volver al parque para ver a Pipa de nuevo.

Pipa estaba muy contenta de haber conocido a tantas personas divertidas y juguetonas ese día.

Cuando llegó a casa, se acostó en su cama con una sonrisa en su rostro. «Hoy fue un gran día», pensó para sí misma.

A la mañana siguiente, Pipa se despertó temprano y se preparó para otro día lleno de aventuras.

Saludó a su dueño con saltos y ladridos, indicando que quería ir al parque.

Su dueño sonrió y la llevó al parque.

Cuando llegaron al parque, Pipa se emocionó al ver a los mismos niños con los que había jugado el día anterior.

Los niños se acercaron a ella de inmediato y empezaron a jugar con ella de nuevo.

La pareja de la tarde anterior también estaba en el parque y se acercaron a saludar a Pipa y a su dueño.

Mientras hablaban, se dieron cuenta de que ambos vivían cerca el uno del otro.

La pareja le preguntó a su dueño si le importaría que se unieran a ellos para un picnic en el parque.

El dueño de Pipa estuvo encantado de tener compañía y aceptó la invitación.

Mientras todos comían y hablaban, Pipa corrió por el parque, jugando con su pelota y con los niños.

Estaba tan feliz de tener nuevos amigos que se olvidó de todo lo demás.

Después de un día lleno de diversión, todos se despidieron y se fueron a casa.

Pipa se quedó dormida en el coche mientras su dueño la llevaba a casa.

Cuando llegaron a casa, Pipa se acurrucó en su cama y se durmió, soñando con todos los amigos que había hecho ese día.

A partir de ese día, Pipa y su dueño se hicieron amigos de

la pareja que habían conocido en el parque.

Salían juntos al parque los fines de semana y disfrutaban de largas caminatas y juegos con Pipa.

La perrita bodeguera se había convertido en una parte importante de sus vidas, y su presencia les alegraba el día a todos.

Pipa también se había adaptado a su nueva rutina.

Ahora, en lugar de despertarse todos los días con la intención de jugar, también esperaba con ansias los días en que podía salir con sus amigos humanos.

Los días en que la pareja no podía unirse a ellos, Pipa y su dueño exploraban nuevos lugares y se divertían juntos.

A medida que pasaba el tiempo, la amistad entre la pareja y el dueño de Pipa se fortalecía cada vez más.

Comenzaron a pasar más tiempo juntos y a conocerse mejor.

La pareja incluso llegó a invitar al dueño de Pipa a cenar en su casa en varias ocasiones, donde compartían historias y se reían juntos.

Un día, la pareja sorprendió al dueño de Pipa con una noticia emocionante.

Habían decidido adoptar a un perro de un refugio local, y pensaron que sería una buena idea si Pipa tuviera un amigo peludo con quien jugar.

El dueño de Pipa estaba encantado con la noticia y les ofreció su ayuda para elegir al perro adecuado.

Después de visitar varios refugios y conocer a muchos perros, finalmente encontraron al compañero perfecto para Pipa.

Era un pequeño cachorro de terrier que había sido abandonado en la calle y había sido rescatado por el refugio.

Los dos perros se llevaron bien desde el principio y rápidamente se convirtieron en amigos inseparables.

Pipa y su nuevo amigo pasaban horas jugando juntos y explorando el mundo a su alrededor.

La pareja y el dueño de Pipa disfrutaban viéndolos correr y jugar, y estaban agradecidos de haber sido capaces de darles a ambos una segunda oportunidad.

Con el tiempo, la pareja y el dueño de Pipa se convirtieron en una gran familia.

Los perros crecieron juntos y sus amos compartieron muchos momentos felices y divertidos.

Pipa ya no era la perrita solitaria que se despertaba cada mañana con ganas de jugar, ahora tenía una familia y un grupo de amigos que la amaban.

El día que Pipa y su nuevo amigo corrieron juntos por primera vez fue un día muy especial. Todos estaban en el parque, riendo y divirtiéndose, mientras los dos perros se perseguían el uno al otro y jugaban juntos en la hierba.

Al final del día, cuando regresaron a casa, los dos perros se acurrucaron juntos en una cama, cansados pero felices, mientras sus amos los miraban con cariño.

Pipa había encontrado una vida llena de amor y felicidad, y estaba agradecida por todos los amigos y la familia que había encontrado en el camino.

Ahora, cada mañana se despertaba con una sonrisa en su rostro, lista para enfrentar el día junto a su familia.

Y sabía que, pase lo que pase, siempre tendría amigos y amor a su alrededor.

Abraham Cuentacuentos.

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